Para las flores.

 Eramos un jardín de gritos donde los animales tenían forma de nube y bebían de un lago que profesaba: nada es real, todo es sensible al ojo de alguien mas. Cada vez que florecía un susurro aves con cabeza de hombre cantaban al cielo una canción para celebrar el acontecimiento. El jardín de gritos callaba un momento y luego los pájaros sumergían sus cuerpos en lava de volcán sagrado y así se daba por terminado el festejo. La muerte era un brillo que hacia enojar a los animales nubes y sus cuerpos nerviosos estallaban en una tormenta eléctrica. Esta quemaba al bosque y espantadas las flores no gritaban, devoraban a otras mas pequeñas que si gritaban y lloraban. La fauna que se salvaba al incendio intento aparearse,entre dolor y humo, con la otra carne viva que sobrevivió a la fantasía del fuego pero no pudo ser. Así se construía una tragedia bella en nuestros dientes de plata, en el filo del alma oculta en un panal de ratas. El lago se mofo de nosotros con tanta intensidad que volvimos a nacer. Nacimos con la vergüenza tatuada en los pétalos que nos adornaban. Habíamos ganado otro espacio pero no eramos el mismo jardín de antes, nada nunca fue lo que pudo ser antes. 

2 comentarios en “Para las flores.

  1. Emmanuel, como ya te dije en una ocasión anterior, me haría muy felíz que tus escritos dialogaran con mi obra. Impresos en la pared, escritos a mano sobre la pintura blanca e impoluta del Museo Municipal. Quizás también en el suelo y ¡también manuscritas y guardadas en sobres para q los visitantes tengan el privilegio de llevarse una carta tuya!
    Dime, querido amigo, q te parece esto q te cuento….

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